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La oscura historia que esconde el placer de leer

Poradmin

Feb 23, 2022

La lectura es una actividad de gran importancia, no solo por los beneficios que proporciona al organismo, también por todo el conocimiento que brinda, sin embargo, hubo una época en la que leer era un privilegio que no todos tenían el derecho de disfrutar.

¿Por qué leer era prohibido para las mujeres?

De acuerdo con la historia, en tiempos inmemorables las mujeres fueron marginadas en muchos aspectos, y uno de ellos, por increíble que parezca, era el derecho al conocimiento, no podían leer, consideraban que sus únicas funciones en la vida era ser amas de casa y cuidadoras de sus esposos.

De hecho, uno de los aspectos que influyó en gran medida en esta desigualdad fue la religión, ya que la interpretación de la Escritura y la teología era confiada exclusivamente a hombres.

Ser mujer era estar condenada a la exclusión de todo aquello que no estuviese relacionado con los quehaceres del hogar, además debían ser gentiles y obedientes a sus esposos.

Sin embargo, esto cambió con la Reforma Protestante, la cual, luego de muchas guerras de religión, la lectura de la Biblia se convirtió en una obligación para cada individuo, sin distinción de género.

Este fue el primer paso en el que las mujeres tuvieron el derecho de obtener alguna instrucción, aunque durante muchos años la asimetría sexual en la alfabetización en las escuelas era notoria.

Incluso, inicialmente se permitía la instrucción de las niñas al mínimo necesario para convertirlas en personas agradables y útiles a sus esposos, pero las mujeres demostraron a lo largo de la historia sus capacidades académicas.

Las mujeres no podían entrar a la Biblioteca Nacional de España

A pesar de que la Reforma había logrado algunas mejoras respecto al derecho de las mujeres de recibir instrucción académica, tenían prohibida la entrada a la Biblioteca Nacional de España desde que fue abierta en el año 1711.

En la actualidad, pensar en esta situación puede ser molesto, sin embargo, para la época era algo normal, no obstante, en el año 1761, el entonces Bibliotecario Mayor Juan de Santander refirió que las mujeres solo podían visitar la Biblioteca en días feriados.

Vale acotar que podían entrar con permiso del Bibliotecario, es decir, ni siquiera un buen cerrajero iba a lograr que ellas entraran. Pero todo esto cambió en el año 1837, gracias a la lucha de Antonia Gutiérrez Bueno.

El valioso aporte de Antonia Gutiérrez Bueno

Antonia Gutiérrez Bueno, nació en Madrid en el año 1781. Hija de un importante hombre de ciencia, por lo que tuvo el privilegio de tener acceso a información no habitual para la época y fue acostumbrada a pensar más allá de las actividades domésticas.

Para el año 1837, Antonia Gutiérrez Bueno tenía 56 años, madre de un hijo diplomático y autora de dos obras impresas. Ese año, ella solicitó permiso para ingresar a la Biblioteca Nacional a través de una carta al ministro de la Gobernación, señalando que era necesario tener acceso a algunos libros para continuar su obra.

Un mes después obtuvo respuesta, ocasionando un gran cambio en la historia, cuando la misma Reina de España, María Cristina, ordenó que le diesen entrada a ella y a cualquier mujer que tuviese deseos de acceder al conocimiento.

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